Nos distingimos de los animales en que de lo natural y genético generamos rituales artificiales. Aprendemos a provocar y sentir placer con la misma necesidad que respiramos.
A la princesa se le cayó la corona, se agachó para recogerla y al levantarse el trono ya no estaba ahí. Lloró porque no sabia qué hacer para recuperarla y no consiguió nada.
La vida se escribe con historias. Buenos días y buena suerte!
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